martes, 1 de julio de 2008

Gringos

Me gustaría mentir y decirles que vengo de una excelente conferencia presentada en el marco de The School of Criticism and Theory en la Cornell University. El caso es que vengo de allí, sí, y, muy a mi pesar ―pues siempre anhelé formar parte de ese curso―, he de decir que si en España lo de las conferencias está mal, al otro lado del océano no nos van a la zaga. Dios de mi vida, ¡cuánta osadía!, ¡qué impostura!, ¡qué desvergüenza!. Juego de naipes con etimologías, obviedades planteadas con aplomo… ¡con éxito de crítica y público!. La excusa para tamaña afrenta al buen sentido ha sido el término «viabilidad». Tremendo.

Por un momento he entendido a T.S. Eliot, escapando, renunciando a la nacionalidad estadounidense y exagerando sus maneras británicas hasta el paroxismo. La cuestión es huir, claro, pero... ¿hacia dónde?.

Pero la naturaleza me ha devuelto el buen ánimo que la impostada civilización amenazaba con arrebatarme. No tenía recuerdo de haber visto una luciérnaga en mi vida. Decenas de ellas revoloteaban frente a mi porche a la hora del crepúsculo, luces cómplices respondían desde el bosque.

Jagged Little Pill es el disco de hoy. El diablo cojuelo, de Luis Vélez de Guevara, un título que da para mucho y cuya lectura ―ante ustedes, aquí y ahora― prometo acometer.

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