miércoles, 15 de octubre de 2008

La exageración como una de las bellas artes

Nunca leo los comentarios en los blogs. No es para estar orgulloso. Es más bien el reflejo de una pereza patológica que me limita un tanto como navegante del universo web. Si los comentarios no siguen inmediatamente a las entradas, si es necesario abrir un enlace nuevo y esperar la carga, esos segundos, que seguramente malgastaré en peores menesteres, bastan para disuadirme. Pienso que, tal vez, esta resistencia se debe a algo peor que la pereza y tiene que ver con mi inercia de lector de libros, de impostor en el mundo informático. En el libro, cambiar de sección, cambiar de linea, buscar un término, exige un cierto movimiento. Es vago, pero hay acción. En el blog, en la web, el cambio implica, simplemente, espera. Esperar, para quien no lo sepa, es la peor de las torturas para un perezoso. Esperar no es divagar haraganear, ni tiene nada que ver con la holgazanería ni con el ocio. Es una tarea y una exigencia de este medio para el que no estoy del todo preparado y que, en el peor de los casos, me conducirá a la inadaptación social por incapacidad cibernética.

Comento esto porque, por casualidad,he leído un comentario en este mismo blog. Un comentario hecho hace varios meses a una entrada mía y que dice algo así como "La pregunta no es si Stevenson es o no el mejor. La pregunta es si es el único". El comentario no es, esencialmente, ni cierto, ni falso. El comentario es, únicamente, exagerado. Entenderemos aquí como exagerado esa categoría que no tiene nada que ver con los correcto o lo incorrecto. En este momento, si alguien decide acudir a su arsenal de citas de Frege o de Russell es muy libre de hacerlo, pero no creo que tenga nada que ver con eso -quizás sí, es sólo una opinión. La exageración pertenece a una categoría que tiene que ver con lo poético -tal y como lo definía Jakobson- y con lo lúdico -tal y como Jakobson olvidó definirlo- y afirma más una voluntad que un objeto. Dicho de otro modo, si tuviésemos que decidir si la exageración, al menos cierto tipo de exageraciones, son expresivas o referenciales tendríamos que escoger la primera, pero entonces estaríamos limitando su potencial. La exageración tiene por objeto la expresión de un deseo. Tal vez el término "deseo" no sea el más correcto. Si deseo implica voluntad es abiertamente inadecuado. Quizás deberíamos hablar de un mundo imaginario o supuesto o quizás "exagerar" resuma todo esto ya desde el principio. Como dijo una vez D. Ángel Gabilondo, mientras sacudía una hoja de papel: "lo hemos puesto todo perdido de palabras"

No hay comentarios: