martes, 12 de agosto de 2008

Tristes tópicos


Colaboro poco en este blog. Menos de lo que debería, al menos. Esto va por gustos claro. No hace falta tener ideas demasiado retorcidas para opinar lo contrario, para opinar que escribo demasiado y que podría dedicarme a otras labores. Ya digo, va por gustos. Una de las cosas que me frenan para no colaborar más es que tengo cierta tendendia a extenderme, tendencia que contradice el espíritu del formato. Si es verdad que el medio es el mensaje (y no lo discuto) contradecir el espíritu del formato es la forma más rápida de ser expulsado de la mediocridad que habita el centro a los extremos, donde se encuentra la genialidad y la estupidez plena. Me conozco lo bastante para saber de cuál de estos puntos estoy más cerca (parecen puntos extremos, pero en realidad comparten lindes inquietantes) y por eso, por conveniencia, intento contenerme.
Tengo tendencia a explayarme, ya lo he dicho. Todo lo que quería decir en el primer párrafo, y no lo he conseguido, es que colaboro poco en este blog, pero no dejo de leerlo. Lo leo porque me gusta, y también porque este blog no es ajeno a la idea de servir como punto de encuentro con amigos que no están cerca y a los que se echa en falta. Por eso leo atentamente las entradas, y hoy, en una de ellas, me he topado con una frase sorprendente: "ha habido un tiroteo en Knoxville". La frase forma parte de la entrada anterior a esta.
Por supuesto, una frase así no puede ser inocente de cierto deseo de epatar.Ninguna objeción al respecto. En mi caso lo logra con creces. Por la frase en si y por el contexto de cotidianeidad en que se inserta. Por la frase en sí y porque enlaza con una cierta imagen que es falsa y simplista y al mismo tiempo latente y hasta precisa. Es la imagen del tópico. Tópico es decir que en los EEUU sólo hay pueblerinos armados. Además de tópico es falso. Los EEUU tienen, según todos los baremos y clasificaciones que conozco, las mejores universidades del mundo. En esas encuestas o porras eruditas que cada año intentan adivinar el próximo nobel de literatura no faltan tres o cuatro norteamericanos (ningún español a la vista), tres de los cuales seguramente lo merecen y quedarán en esa lista, a ratos vergonzosa, de nombres que lacran la supuesta magnitud del premio. Los EEUU son el estado más poderoso de la Tierra, y eso no se consigue con catetos armados. Pero, no se me ocurre ningún otro lugar de la tierra en el que se pueda integrar un tiroteo con esa familiaridad casi casi entrañable.
Entrañable, por cierto, viene de entrañar -comparte raíz, más bien- y alude a lo más hondo.
En mi tierra gallega también abundan los tópicos. Los principales son los de magias y la supuesta ambigüedad gallega. Son tópicos, claro. Pero no conozco otro lugar en el que un pueblo entero asegure, con toda familiaridad, haber visto una procesión de fantasmas.
Recuerdo ahora el caso de cierta habitación que hay en una entrañable casa gallega. La llaman "a do neno" (la del niño) y tiene la particularidad de que en ella se mecen los muebles. Entendámonos. No hablo de nada paranormal, aunque, por supuesto, haya mucha gente que se apunte de inmediato a esa interpretación. La habitación en cuestión tiene la particularidad de que, cualquier objeto (en realidad sólo objetos de cierto tamaño) que se coloque en ella estáticamente al cabo de un tiempo comienza a mecerse a ritmo regular. Por supuesto, alguna razón física habrá que pueda explicar este fenómeno que, por lo demás, se produce con una regularidad que se me ocurre calificar de "científica". Naturalmente, esta razón no es tan poderosa como para mecer milagrosamente armarios u objetos pesados, pero sí alcanza a cimbrear visiblemente objetos predispuestos a ello, tales como cunas -de ahí el nombre de la habitación-, mecedoras, objetos esféricos...
Alguna razón física habrá para ello y, sin conocer dicha razón, no dudo ni por un instante de su existencia, pero tampoco dudo del misterio de que el fenómenos se produzca justamente allí, en el lugar del tópico, donde los objetos se mueven y los muertos se levantan con la familiaridad con que se tirotean en Knoxville u ortorgan premios en Estocolmo. No dudo del misterio de que, sin saber cómo, los tópicos, que son falsos (y no intento ninguna ironía), que son simplistas y generalizadores parecen ser capaces de ajustarse sobre la realidad (tal vez sea al revés) para convertirla en una imagen de sí misma justamente allí donde esa imagen ya estaba antes.

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